Las nuevas tecnologías al servicio de las relaciones humanas

Uno de las razones fundamentales por las que debe potenciarse el uso de nuevas tecnologías por parte de la ciudadanía, es su potencial para favorecer la integración social de las personas “diferentes”.   Pueden y deben jugar un papel esencial como herramientas de acceso al conocimiento, así como contribuir a romper las barreras que separan a las personas.

En nuestro caso, podemos favorecer una doble vertiente en cuanto a esa anhelada integración.  Si bien es muy importante que las personas con algún tipo de discapacidad puedan acceder a la información como el resto de las personas, no debemos desdeñar la gran posibilidad que se ofrece en los ámbitos de las relaciones humanas y personales.

Vivimos en una sociedad de las apariencias.  Todos conocemos la gran cantidad de prejuicios que la mayoría de las personas tienen a la hora de relacionarse con discapacitados.  Pueden pasar por el rechazo, la compasión, el paternalismo...   Poder establecer relaciones humanas donde se rompe esa barrera, intangible pero real, es una oportunidad única que las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen en la actualidad.

Aplicaciones informáticas como el correo electrónico, los chat, las redes sociales etc., posibilitan un tipo de relación donde desaparecen los juicios a primera vista.  En ellas se potencia mucho más el “contenido” que el “continente” de los seres humanos.  Diferencias que en la vida diaria pueden condicionar una relación de una forma decisiva, pasan a un segundo plano.  Lo que de verdad importa, es lo que la persona percibe, siente, expresa, comparte.

Tampoco podemos engañarnos: la comunicación “virtual” no es ninguna panacea.  Nunca podrá sustituir a las relaciones tradicionales.  Pero sí es un campo emergente a explorar, donde las personas podemos aportar y recibir desde nuestras potencialidades, pensando menos en las limitaciones que cada uno tengamos, sean del tipo que sean.